domingo, 28 de diciembre de 2008

¿Cuánto se pierde en la traducción?


Old and new, ancients and moderns, tradition and innovation, quietness or excessiveness… Paradox, evolution, communion, exception… Is there any perfect balance between our different perceptions of the world…? Tolerance is maybe the most difficult Art on Earth… Are we sure to understand each others…? Are we sure to use the right words and images…?
A lot of beauty is always lost in translation…


lunes, 29 de septiembre de 2008

Surreal

Estaba en una casa, conocida y desconocida a la vez, muy iluminada, bañada por la luz que se filtraba por las ventanas. En realidad, era un apartamento; creo que estaba en la cocina. Por la ventana se veía un paisaje que no estaba: un cielo brillante, algunas nubes, pero nada más; no percibía ciudad o montaña, pero estaba seguro de estar en una ciudad, una ciudad distinta a donde vivo, pero me sentía en casa.

En el espacio donde me encontraba (que a estas alturas no estoy seguro de si era una cocina) había otras personas: recuerdo a algunos familiares, y a ella. Ella vestía un top blanco y una falda larga de tela, con estampados marrones y ocres, un estilo de vestir que no se me hizo extraño, aún consciente de no haberla visto nunca usando una falda; un estilo de vestir que me agradó. Era ella, su rostro, su cuerpo; hacía algo, hablaba; parecía que hablaba con otras personas, unos preparativos para alguna reunión.

Ella y yo estábamos conscientes de la presencia del otro, pero no interactuábamos, concentrados en nuestros asuntos. Me dirigí a buscar unos platos (no recuerdo para qué), justo al lado de donde ella estaba parada; me sentía indignado, molesto con ella, aunque no sabía la razón (o tal vez sí), y traté de no prestarle atención, de ignorarla. Ella no hizo lo mismo y pasó su mano por mi espalda, cerca de mi hombro, y me dijo: "discúlpame por haberte tratado así"; su rostro era el que conozco, con esa expresión que te dice "lo siento, pero no cambiaré de opinión, ni me interesa hacerlo".

No recuerdo qué le respondí, pero tengo la impresión de que fue algún sarcasmo..., ella no quitó su mano de mi espalda, y aunque no recuerdo todo lo que me dijo, algunas palabras quedaron grabadas: "... es lo mismo que le dije a él..." ¿Él? Comprendí que era alguien que la pretendía, que lo había intentado, y que había sido rechazado, o que estaba ahí, en espera de no sé qué, de la definición de ella, de su decisión.

Me sentí descorazonado, aunque de alguna forma que desconozco, me lo esperaba, y sus palabras (que como siempre, tratando de confortar logran herir), no sonaron extrañas, no me derribaron.

Ella aún tenía su mano sobre mi espalda cuando desperté.

sábado, 16 de febrero de 2008

El "hombre nuevo", ¿un ser sin aspiraciones?

Para crear un mundo nuevo (uno mejor, asumo), se debe formar un nuevo ser, un nuevo hombre, una nueva mujer. Si queremos que este nuevo mundo sea el del utópico sueño del mundo en armonía, en equilibrio..., en socialismo..., este nuevo ser debe olvidarse de "aspiraciones personales", de ambiciones e individualidades: el colectivo es el concepto que prevalece. O, al menos, eso es lo que dicen algunos, esos que intentan imponer su propia definición sesgada de lo que es el "colectivo".

No suena lógico que un colectivo no esté formado por personas, seres individuales con existencia propia, con sueños y, por ende, con aspiraciones personales. Es como si la frase hubiera sido satanizada, y su solo pensamiento constituyera una violación a los derechos del otro, un acto egoísta y con pretensiones violentas. Pero la realidad es que todo es cuestión de matices; no todo es blanco o negro.

Creo que todo humano tiene deseos propios, sueños y objetivos que quiere alcanzar. Sin duda, vivimos en una sociedad decadente en la que muchos de esos "sueños" son producto de una cultura plástica y sin alma, sí, pero no por ello deja de ser válido el tener deseos de superación y, por qué no, de vivir cómodamente disfrutando de "lujos" (entre comillas, pues algunos no son tan superficiales) en recompensa a nuestros esfuerzos, estímulos que alegren los sentidos, pequeñas bocanadas perfumadas que estimulen el olfato, sabores que deleiten el paladar o visiones que revitalicen el alma. Los excesos, los extremos, son ellos los que debemos evitar.

Pero aún cuando es natural que todo humano tenga aspiraciones personales, el ser individual no es un ser aislado. Tener ambiciones personales no implica pasar por encima de los derechos del otro, ignorar que compartimos un mismo entorno; aún entre seres con intereses propios es necesaria la cooperación para alcanzar un bien común, la compasión (y comprensión) para apoyar a quien lo necesite. Creo que el respeto por el otro es parte de una cultura que no se olvida de las individualidades, sino que las fortalece de tal modo que, al unirlas, se obtiene un colectivo que supera limitaciones y que crece en armonía real, no utópica, no extrema, sino equilibrada.

Si realmente queremos tener un "hombre nuevo" con valores humanitarios, éste debe ser el resultado de una evolución del pensamiento. Lo que necesitamos es educar, no adoctrinar..., crear una conciencia real, no impuesta. Formar mediante el ejemplo, formar una cultura nueva, precisamente la cultura del respecto a las ideas divergentes, la cultura del diálogo. No debemos olvidar nunca que las imposiciones siempre terminan aplastando masas, excluyendo, hiriendo de alguna u otra forma, y eso sí que es una pretensión violenta.

Una sociedad en armonía no se consigue a través la supresión del individuo, sino mediante el respeto del mismo.

Jigsaw Falling Into Place

Radiohead



Just as you take my hand
Just as you write my number down
Just as the drinks arrive
Just as they play your favourite song
As your bad mood disappears
No longer wound up like a spring
Before you've had too much
Come back and focus again

The walls abandon shape
You've got a cheshire cat grin
All blurring into one
This place is on a mission
Before the night owl
Before the animal noises
Closed circuit cameras
Before you're comatose

Before you run away from me
Before you're lost between the noise
The beat goes round and round
The beat goes round and round
I never really got there
I just pretended that I had
What's the point of instruments
Words are a sawed off shotgun

Come on and let it out
Come on and let it out
Come on and let it out
Come on and let it out

Before you run away from me
Before you're lost between the notes
Just as you take my mic
Just as you dance, dance, dance

Jigsaws falling into place
There is nothing to explain
Regard each other as you pass
She looks back, you look back
Not just once
Not just twice
Wish away the nightmare
Wish away the nightmare
You've got a light you can feel it on your back
A light you can feel it on your back
Jigsaws falling into place

sábado, 5 de enero de 2008

Principios [II]

Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho [...]
El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer.

(Extracto de makoto - sinceridad -, del código del Bushido)

Principios [I]

Miyamoto Musashi, o Shinmen Musashi no Kami Fujiwara no Genshin, fue un samurai del Japón feudal, un ronin, o "samurai sin amo". Su primer duelo fue a los 13 años de edad, y antes de alcanzar la treintena ya había tenido combates con más de sesenta espadachines. Según dice la leyenda, nunca perdió un duelo; tal vez el hecho de que estuviera vivo a edad avanzada, época en la que escribió El libro de los cinco anillos, respalda esta versión de la historia. También en ese período, en el que se retiró de la vida de guerrero, llegó a ser un prolífico pintor de Sumi-e, escultor de la madera y el metal, y caligrafista.

Hace un par de años pude leer El libro de los cinco anillos, específicamente la edición en inglés de Bantam Books, The Book of Five Rings, edición que, dicho sea de paso, recomiendo por su excelente introducción, en la que los traductores sitúan al lector en el cotexto histórico de Musashi, tocando temas como el Zen, el "camino del guerrero" (o Bushido) y el Heiho de Musashi.

El Heiho, básicamente, es el camino que escogió Musashi para alcanzar la iluminación; si la alcanzó o no, lo desconozco, pero por lo que he sabido de él a través de su libro y otras lecturas, tengo la impresión de que alcanzó un nivel ético y espiritual bastante elevado.

El Heiho, según era concebido por Musashi, se sustenta en 9 principios:

PRIMERO
No abrigar intenciones malignas.

SEGUNDO
Perseguir diligentemente el camino del Niten Ichiryu

TERCERO
Cultivar un amplio rango de intereses en las artes.

CUARTO

Ser conocedor de una variedad de ocupaciones.

QUINTO
Ser discreto respecto a los acuerdos comerciales.

SEXTO
Cultivar la habilidad de percibir la verdad en todos los asuntos.

SÉPTIMO
Percibir aquello que no puede ser visto por el ojo.

OCTAVO
No ser negligente, incluso en asuntos triviales.

NOVENO
No ocuparse en actividades inútiles.

Considerando que ésta es una traducción al español de una traducción al inglés de un texto del siglo XVII en japonés, espero que estos principios reflejen el espíritu original que imprimió Musashi en ellos, pues aunque son muy cortos y sencillos ya sabemos cuánto se pierde en las traducciones (más que en la guerra, sí).

Si bien algunos de estos principios no parecen estar muy relacionados con una búsqueda de la trascendencia espiritual, sin duda tienen sus bases en los mismos principios del código del Bushido, principios morales que seguían los samurais, que regían su conducta, y que son un modelo de ética que, tal vez, pueda seguirse en el mundo actual sin que esto constituya una total utopía.

From one thing know ten thousand things
Miyamoto Musashi

martes, 1 de enero de 2008

Confianza

Si tú no tienes confianza en ti, ¿quién la tendrá?

La autoestima sana es algo tan delicado, un punto exacto entre el aprecio por ti mismo y el conocimiento (y reconocimiento) de tus defectos y tus límites. ¿Pero cuándo la confianza en ti mismo se hace demasiada y comienzas a desconocer tus propios límites? Y esos límites, ¿existen? ¿Cuándo dejas de confiar en ti mismo por ver límites que no existen?

Me gustaría tener las respuestas. Me gustaría tener las respuestas de tantas preguntas, pero no las tengo. En ocasiones creo tenerlas; otras veces siento que cada vez estoy más lejos de ellas, como si algo que no puedo ver o describir me detuviera..., mis límites, esos límites que ya no sé si existen o no existen, pero que su sola sugerencia los hace más fuertes que yo.

Creo que todos tenemos el potencial para ser nuestros mejores amigos, pero ese mismo potencial lo tenemos para ser nuestros peores enemigos. Ausentarme de mí mismo, desconocer lo que me rodea, protegerme de mí y de los fantasmas que me siguen, a veces todo eso es lo mismo, pero la amenaza continua permanece, latente, compañera.

Creo que todos tenemos ráfagas de iluminación en nuestras vidas, momentos en los que vemos con claridad más allá de nuestros "límites", de nuestros miedos..., momentos en los que captamos siluetas a contraluz, cercanas y lejanas a la vez..., momentos en los que nos acercamos a esas siluetas, en los que sólo nuestro peor enemigo nos puede detener.

Creo..., quiero creer, quiero crear, quiero darme cuenta de que no existen límites, aunque existan; quiero ver sin luz, oír el silencio; quiero saber qué quiero, un objetivo, un fin..., un fin que me de continuidad.

Quiero..., quiero confiar en ello, y que nada más me importe.