sábado, 3 de marzo de 2007

Soledad, esa compañera fiel

Imagina que estás con una persona que quieres, que de una u otra forma sientes cercana. Imagina que la tienes cerca físicamente, que pueden verse gestos, oirse palabras y captarse su entonación..., miradas, olores, sensaciones. Imagina que quieres estar con esa persona, que en realidad lo deseas, pero que, aunque esté "ahí" a tu lado, simplemente no lo está; de repente, sientes que no sabes dónde estás tú, o dónde está esa persona que tienes justo en frente. Ahora imagina que sientes que lo que digas o hagas no importa, que nada de eso le comunicará algo. Que empiezas a enmudecer porque sientes que las palabras carecen de sentido, que no transmiten lo que quieres, que transmiten nada. Que tus gestos se enfrían porque ya tu propio rostro siente un peso casi insoportable que le impide moverse. Imagina que empiezas a sentir un abismo, un vacío... Imagina que conociste a Soledad.

En las relaciones humanas nada importa la "cercanía", si no hay conexión, no hay enlace, no hay comprensión..., nada. Creo que ya todos sabemos que podemos estar rodeados de personas y sentirnos solos, tan solos como si estuviéramos en una isla desierta. Y a veces está bien, a veces eso queremos..., desconectarnos del mundo, adentrarnos en un proceso de introspección, o tal vez introversión, buscando algo dentro de nosotros mismos. Pero como humanos siempre estamos necesitados de compañía, sentir empatía con alguien, encontrar alguien que nos complemente en algún nivel; al fin y al cabo, la plenitud se logra con la unión de lo que se complementa, ¿o no es así?

Sólo sé que no sé nada, dijo Sócrates alguna vez. Sólo sé que no siento nada... Y es que, ¿cómo sentirse cuando no sabes qué sentir? ¿Frustración, desasosiego, tristeza..., soledad? Si no hay comunicación, no hay nada. Increíble esto en la era de la comunicación, pero creo que esa palabra se queda grande, y que solemos perdernos en su verdadero significado; que nos olvidamos del elemento clave en la comunicación: la comprensión. Sin empatía no hay comprensión, sin comprensión no hay comunicación, y sin comunicación no hay compañía. Simple.

Y no hablo de comunicación solamente con palabras..., a veces, el silencio puede comunicar mucho más. A veces, el silencio conforta. Empatía, sólo eso se necesita. Comprensión.

¿Cuántas veces más te tienes que sentir así, para despertar? ¿Es convivir con la soledad la solución, o hay algo que se te escapa? Haciendo referencia a un documental (muy bueno) sobre física cuántica y espiritualidad, llamado What the bleep do we know?: no somos víctimas de lo que vivimos; en algún lugar de nuestra consciencia escogemos todo lo que nos rodea, y tenemos la posibilidad de cambiarlo.

Cambiarlo...

Imagina que estás frente a esa persona que quieres y que, al estar con ella, sientes una comunión que casi te acerca a lo divino. Que sientes que hay comprensión, que sientes que desea tu compañía tanto como tú la suya, de verdad. Imagina que te sientes pleno, y que no sientes que eres un vagabundo en un mundo al que no perteneces; que eres parte de algo.

Sólo imagina...

Escrito el 15/07/2006, un sábado
en otro sitio, de cuyo nombre no quiero acordarme

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